Louise May Alcott


Louise May Alcott vino a este mundo el 29 de noviembre de 1832 en Germantown, Philadelphia, segundogénita de las cuatro hijas que tuvo el matrimonio formado por Bronson y Abigail Alcott.

Louise residió poco tiempo en su lugar natal ya que a muy temprana edad toda la familia se trasladó primero a Boston, y luego a Concord, dos puntos en donde la futura escritora viviría a lo largo de su existencia con escasas salidas al exterior.

El ambiente familiar pesó en ella de una manera aplastante condicionando su vida y su obra posteriormente; para empezar fue educada por su padre que pertenecía a la congregación de la Nueva Inglaterra Trascendentalista, y, además era una persona por completo desvinculada de las necesidades materiales de la existencia, es decir un utópico soñador, aunque en su momento, llegó a tener cierto renombre como filósofo y educador, tal vez al rodearse de quienes lo eran verdaderamente como Thoreau y Emerson.

Louise May Alcott comenzó a escribir a muy temprana edad, iniciándose con su diario; Goethe y las hermanas Brontë serían posteriormente sus guías literarios.

Su primera obra, publicada a los 22 años, fue un librito de cuentos, dedicado a la hija de Ralph Waldo Emerson, Ellen.

El hecho de que su padre fuese un eterno soñador, la impulsó a tomar las riendas del hogar junto con su madre, después del fiasco del último negocio del señor Alcott.

Por aquellas fechas regresaron de nuevo a Boston, y Louise trabajó como sirvienta, como profesora y en cuanto le salió que pudiera aportar ingresos a su familia, experiencias que más tarde plasmaría en otro libro, 1873, pero antes ya había empezado su colaboración en publicaciones impresas.

Al estallar la famosa Guerra de Secesión americana fue enfermera voluntaria en un hospital de Georgetown, contrayendo más tarde las fiebres tifoideas de las que se resentiría el resto de su vida.

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Tales vivencias la llevarían a escribir sobre lo que vio, que no era precisamente almibarado, en una colección de cartas a su familia, que, bajo el título Apuntes del hospital, llegarían a verse editadas.

Su primera novela se publicó en 1867, pero un año antes había escrito un cuento, Larga y fatal persecución del amor, que si bien saldría en una revista, no publicaríase en un libro hasta... ¡1995!

Finalmente surgió Mujercitas, que paralela a su argumento es casi la autobiografía de Louise, al tener un comienzo marcado por su padre quien prácticamente, la obligó a escribirlo ante la sugerencia de un editor amigo, quien suponía que una “historia de muchachas”, podría ser del agrado de los lectores.

Al respecto se cuentan muchas anécdotas, como por ejemplo que su padre quiso que mostrase la historia de una ejemplar familia americana, eso por un lado, por otro, que la penuria económica la forzó hacerlo aunque no tenía ninguna fe en lo que estaba escribiendo, que para ello se basó en sus recuerdos de infancia y adolescencia, que la novela fue mutilada por sus editores hasta convertirla en la edulcorada versión que todos hemos leído, que no obstante escribirla muy en contra de su voluntad se hallaba destinada a obtener un éxito clamoroso entonces..., y que continúa ahora.

Mujercitas fue el best seller de la época y el editor Thomas Niles, un avispado hombre de negocios, le propuso una segunda parte que se titularía Aquellas mujercitas, y aún hubieron más secuelas, entre ellas Hombrecitos y etc.

Se ha dicho que Jo es el retrato de su autora, plenamente identificado con ella menos en el matrimonio; Jo se casa pero no así Louise, de quien se ignoran amores al hallarse dedicada a la literatura juvenil y a su familia, a los que atendió hasta el final; la muerte de su madre, años antes que la de su progenitor, la marcó hondamente, y a esto hay que añadir el hecho de que su hermana pequeña May falleciese también dejándola al cuidado de su hijita..

Sin embargo, existió una segunda Louise May Alcott, que, como Jo, escribió con seudónimo, en su caso el de M.A. Barnard, toda una colección de historias, novelas y relatos en los cuales el adulterio, el incesto y las más intensas pasiones tenían cabida, no faltando truculencia y folletín en ellas.

Esta otra Louise May Alcott nada tenía que ver con la controlada y “políticamente correcta” autora a la fuerza, de Mujercitas, y así llegó hasta el final de sus días, escindida en dos personalidades muy diferentes, dándose la curiosa circunstancia de que la novelista murió en el mes de junio de 1888, el día en que Bronson Alcott recibió sepultura.

De lo que no cabe ninguna duda es que la criticada Mujercitas, criticada en su versión de censura, ha dado impulso y ánimo a muchas escritoras en ciernes que luego devinieron conocidas, como, por ejemplo, Simone de Beauvoir entre otras.

Louise May Alcott escribió 300 libros, unos con seudónimo, otros con su nombre, y también dos obras suyas de singular contenido Un moderno Mefistófeles y Un susurro en la oscuridad, serían publicadas póstumamente.

Dada la temática de muchas de sus novelas en las que se menciona un amor seductor y fatal, casi perverso, cabría preguntarse hasta que punto Louise May Alcott desconoció la pasión amorosa.

 
 

© 2004 Estrella Cardona Gamio

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